Jonas Radl y María Sánchez-Domínguez
Este capítulo del Informe España 2017 se propone analizar la actual situación y el futuro panorama de la jubilación en España. A lo largo de la última década, se aprobaron varias reformas legales en el sistema de pensiones que contribuirán tanto al retraso de la edad de jubilación como a la bajada en el nivel de las prestaciones percibidas. En el debate público y académico existe un amplio consenso respecto a que en el futuro hará falta trabajar más años, pero se ve como problemática la posible insuficiencia de los ingresos entre futuras cohortes de jubilados. Los propios trabajadores comparten esta preocupación. De hecho, según una reciente encuesta del sector bancario, al 86% de la población le preocupa bastante o mucho el futuro de las pensiones públicas en España, y el 39% cree que experimentará dificultades económicas cuando se jubile. Una de las soluciones que los académicos llevan décadas defendiendo como la manera óptima de extender las vidas laborales es la transición gradual a la jubilación, pero de este uso del trabajo a jornada reducida se habla poco en España. Para profundizar en estas líneas de discusión y –en el espíritu de la cultura del encuentro– proveer una sólida base empírica para el debate político y social, este estudio examinará las últimas tendencias de la jubilación en España. También nos proponemos, y hasta donde las actuales fuentes de datos disponibles nos permitan, analizar cuál será el escenario futuro de las pensiones en España, así como los retos que el envejecimiento planteará al sistema en los próximos años. Nuestro énfasis estará en el ámbito económico-laboral y prestaremos especial atención a las desigualdades sociales (principalmente en función del género y del nivel educativo) existentes en las diferentes dimensiones de los análisis presentados a lo largo del capítulo.
En suma, este texto analiza los procesos que operan tras la transición del mercado de trabajo a la jubilación. Esta transición es vista como el proceso mediante el cual las personas pasan de la edad adulta –definida por la participación en el mercado laboral– a la tercera edad. En varios de los análisis tomamos como población de referencia a las personas con edades comprendidas entre 50 y 69 años. Este rango de edad nos proporcionará una imagen lo más completa posible sobre quién, cómo y cuándo se desarrollan las estrategias de cara a la preparación para la jubilación, en caso de existir tal decisión voluntaria. También nos interesa examinar quiénes carecen de este margen de maniobra y tienen que jubilarse de forma involuntaria, y qué características sociodemográficas poseen.