Juan Iglesias, Gonzalo Fanjul, Cristina Manzanedo
Durante el año 2015 se produjo en Europa la crisis de refugio más grave desde la II Guerra Mundial. Una crisis que se concreta públicamente en el inesperado crecimiento del número de migrantes y especialmente de refugiados procedentes principalmente de Siria, aunque también de Afganistán, Irak, Eritrea, Pakistán, Somalia, etc., que, a través de rutas vulnerables y peligrosas, tratan de alcanzar el territorio europeo. Así, si atendemos a las cifras de asilo en la UE, encontramos que en el año 2015 se alcanzaron 1.257.030 nuevas solicitudes de protección internacional. Una cifra que representa un aumento considerable con respecto a las solicitudes del año 2014 (562.680), un 123% de crecimiento, y a las del año 2013 (372.855), años en los que las solicitudes ya habían experimentado un crecimiento significativo con respecto al periodo anterior.
Una situación que ha creado una auténtica crisis de gobernanza migratoria en Europa, hasta el punto de que hay instituciones como la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) que hablan más de una crisis de las políticas y del sistema de asilo europeos que de una crisis de inmigrantes y refugiados.
¿Quiénes son estos migrantes forzosos que han llegado, y continúan llegando, a Europa en los últimos años? ¿Cuál es su perfil social, demográfico y migratorio? ¿Qué cuestiones les diferencian de los llamados migrantes económicos? ¿Qué razones y motivaciones explican su llegada a Europa y el constante incremento de su número desde el año 2013? ¿Cuál ha sido la respuesta europea frente a la “crisis”, y por qué ha “fracasado” a la hora de atender a la población refugiada? ¿Qué otras políticas y respuestas pueden adoptarse? Éstas son algunas de las preguntas que el presente artículo tratará de responder en las páginas siguientes, con el objetivo último de ayudar a entender la llamada crisis de refugio que vive Europa en la actualidad.