Sobre la influencia de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en nuestras sociedades podríamos decir que son las principales responsables, tanto de lo que aquí denominaremos sociedad aumentada como de la denominada sociedad del conocimiento. A esta última la bautizaba Peter Drucker en 1969, con motivo, precisamente, del nacimiento de las tecnologías de la información y de la comunicación, pero adquiere su máxima potencia ahora, con la web social y la emergencia del software social y sus posibilidades, tanto para el aprendizaje como para cualquier otro trabajo colaborativo relacionado con el conocimiento.
Es mucha la información que fluye hoy en las redes. Como lo expresaba Margaret Mead hace cincuenta años en una frase que sigue siendo actual, “han llegado los tiempos en que debemos enseñar a nuestros hijos lo que nadie sabía ayer y preparar
las escuelas para lo que nadie sabe todavía hoy”. El reto principal de la aceleración tecnológica es precisamente ése: lograr que ayude a consolidar una sociedad del conocimiento compartido, destinada a reinventar, a aumentar al ser humano mediante el desarrollo de su competencia fundamental: la sociabilidad.
Hablaremos en este capítulo de las TIC en cuanto a su papel transformador de las personas, de su organización social, de sus formas de participar y hacer política. También de cómo afectan al ámbito de la empresa, a la innovación, a la investigación científica y hasta a los valores últimos de individuos y sociedades.