El impacto de la crisis y de los recortes que se están realizando en la sanidad pública española, tanto por parte del Estado como por las distintas comunidades autónomas, es un tema que genera gran controversia en el debate social y político. Además, su análisis es muy complejo, tal y como se recogió en el Informe España 2012, en el que se incluye un capítulo dedicado al análisis del impacto de la crisis sobre la sanidad. Pero, ¿afectan estos recortes de forma diferente a mujeres y a hombres?
En relación con el objetivo de este apartado, visibilizar los efectos de la crisis económica en relación con la mayor presencia de las mujeres en los trabajos reproductivos y de cuidados, parece claro que cualquier recorte en sanidad perjudicará en mayor medida a éstas respecto a su papel de cuidadoras.
En cualquier caso, la sanidad despierta diferente grado de preocupación entre mujeres y hombres. Según los datos del Barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas de diciembre de 2012, un 16,1% de las mujeres creía que la sanidad era uno de los principales problemas en España (un 2% de las mujeres entrevistadas lo consideró el primer problema nacional), frente a un 9,6% de los hombres (el 0,8% pensaba queera el principal problema). Además, si se comparan los datos con los del Barómetro de diciembre de 2007 (antes del estallido de la crisis económica), se observa que la preocupación por la sanidad ha crecido notablemente para el conjunto de la ciudadanía, pero en mayor medida entre las mujeres: tan sólo el 4,7% de las mujeres y el 3,8% de los hombres consideraban la sanidad como uno de los principales problemas en ese momento.
Esta mayor preocupación parece estar condicionada por la mayor presencia de las mujeres en los trabajos de cuidados informales, que se incrementan por los efectos que los recortes en sanidad introducen (la partida presupuestaria de 2013 se ha visto recortada en un 22,6% respecto a la de 2012). En este sentido, según los datos que ofrece El País en un artículo de 27 de octubre de 2012, de diciembre de 2010 a junio de 2012, las listas de espera para una operación aumentaron un 125% y los tiempos medios se alargaron de 32 a 72 días. Además, son varias las denuncias realizadas por profesionales del sector, de las que se han hecho eco diversos medios de comunicación, sobre altas hospitalarias “anticipadas” debido a la escasez de camas y personal.
De estos datos se podría inferir una mayor necesidad de cuidados domiciliarios derivados de los tiempos de reposo que, con frecuencia, van asociados a la convalecencia tras una hospitalización o de aquellos casos en los que la causa por la que se está a la espera de una intervención conlleva una pérdida de movilidad o la necesidad de cuidados específicos.
También es interesante apuntar las repercusiones que los recortes en sanidad pueden tener sobre la salud de las mujeres. Más concretamente, en el retroceso que pueden provocar en la investigación médica con perspectiva de género (los problemas y riesgos de la salud de las mujeres y los hombres no son iguales), tanto en su faceta asistencial como clínica, por lo que se podrían incrementar los sesgos de género en el análisis y tratamiento de la salud. En este sentido, es especialmente instructiva la entrevista a la endocrinóloga y miembro de la ONG especializada en investigar y visibilizar las diferencias de género en la salud y los servicios sanitarios Centre d’Anàlisi i Programes Sanitaris, Carme Valls, que señala el previsible retroceso en esta materia, que ya se está observando en la omisión de determinadas analíticas en los métodos de solicitud de enfermedades de predominio femenino.
Además, hay que señalar que también se han producido importantes recortes en las carteras de servicios, especialmente en los relacionados con los derechos sexuales y reproductivos y que varias comunidades autónomas han eliminado la detección sanitaria de la violencia de género.
En la misma línea, el estudio realizado por Comisiones Obreras, Daños y riesgos de las políticas sobre la salud de las mujeres, alerta sobre la mayor incidencia de la crisis en relación con las enfermedades en las mujeres, especialmente en las de mayor edad, por lo que el retroceso en la investigación y atención con perspectiva de género previsiblemente tendrá un impacto negativo sobre su salud.
Por último, la exclusión de ciertos medicamentos de uso común de la financiación pública afecta especialmente a las personas con enfermedades crónicas. Según los datos de la Encuesta Nacional de Salud 2011-2012 realizada por el INE, las mujeres son quienes padecen, en términos comparativos, en mayor medida enfermedades o problemas de salud crónicos. El 56,5% de las personas que declara encontrarse en esta situación son mujeres, cifra que asciende al 58,5% entre la población mayor de 65 años y más.