Respecto a la positiva evolución de la esperanza de vida y la buena salud de los mayores que acabamos de comentar, no son pocos los expertos y las organizaciones que plantean que la crisis económica y los recortes en sanidad acabarán repercutiendo (a corto, medio y largo plazo) en esa evolución. La Encuesta Nacional de Salud nos permite realizar un primer acercamiento al posible impacto de la crisis económica en el estado de salud percibido por parte de las personas mayores, comparando los datos de las encuestas de 2006 y 2012. Evidentemente, las consecuencias en el estado de salud de determinadas circunstancias socioeconómicas o de ciertas decisiones políticas se manifiestan fundamentalmente a largo plazo, pero hay algunos aspectos en los que los cambios impactan en períodos mucho más cortos.
El primer dato que se debe destacar al comparar ambas encuestas es el importante aumento que se registra en el período 2006-2012 entre los mayores que dicen tener un estado de salud bueno o muy bueno: pasa del 39,7% al 44,1%, un significativo aumento de 4,4 puntos en apenas seis años (tabla 8).
El aumento de este porcentaje entre las personas de 65 a 74 años (9,4) es más del doble del que se registra en el conjunto de las personas de 65 años y más. Este dato nos habla de una generación que está entrando en la tercera edad con un estado de salud cada vez mejor: más de la mitad de estos “mayores jóvenes” dice tener un estado de salud bueno o muy bueno.
Esta importante mejora del estado de salud percibido no se ha visto reflejada con igual amplitud en la operatividad de la vida cotidiana. El porcentaje de quienes afirman que no han sufrido ninguna limitación para las actividades de la vida cotidiana en los últimos seis meses aumentó apenas 1,3 puntos desde 2006 a 2012 entre las personas de 65 y más años (tabla 9). Al contrario de lo que ocurría con el anterior indicador, en este caso la mejora es mayor entre los hombres (2,5 puntos) que entre las mujeres (0,4 puntos). Esta divergencia merecería un análisis más profundo de los determinantes de la percepción sobre el estado de salud. La desagregación por edad muestra una notable diferencia entre el grupo de 65 a 74 años, cuyo porcentaje en 2012 se acerca al 70%, casi 20 puntos más que el del grupo de 75 y más años.
Otro indicador para valorar la evolución del estado de salud de las personas mayores es el tiempo transcurrido desde la última consulta médica (tabla 10). En coherencia con lo expuesto anteriormente, aunque más de la mitad de las personas entrevistadas de 65 y más años había tenido la última consulta médica hacía cuatro semanas o menos, la proporción se había reducido en casi cinco puntos entre 2006 y 2012. De hecho, en 2012 ya eran casi cuatro de cada diez (38,4%) los mayores que habían acudido a la última hacía más de cuatro semanas y menos de un año. De nuevo, el grupo de 65 a 74 años presenta mejoras destacables también en este indicador entre 2006 y 2012: disminuye de un 57,6% a un 50,5% los que habían acudido a consulta en el último mes, y complementariamente aumenta en casi cinco puntos el porcentaje de los que lo habían hecho entre cuatro semanas y un año (del 34,9% al 39,8%). Esta menor frecuencia es una consecuencia más de la mejora en el estado de salud de los mayores que estamos comentando.
Al analizar la evolución de las personas mayores que han sufrido problemas o enfermedades crónicas o de larga duración en los últimos doce meses, se descubre que en la mayor parte de las patologías se ha producido una reducción de su incidencia entre 2006 y 2012 (tabla 11), con descensos notables en algunos casos (hemorroides, migrañas, estreñimiento, varices…). Aunque no muy importante en su magnitud, merece destacarse la disminución de la osteoporosis, que mencionábamos anteriormente como una de las causas de la mejora en el estado de salud percibido por las mujeres mayores. En relación con las patologías crónicas cuya incidencia aumenta, hay que destacar dos: el colesterol alto (pasa de un 26,7% a un 32%), la diabetes (del 17,6% al 19,2%), la depresión, la ansiedad y otros problemas mentales (del 20,4% al 27,2%). En este último caso parece haber una clara correlación con el impacto de la crisis económica que estamos sufriendo, que está afectando también a las personas mayores, y particularmente a los mayores dependientes, con recortes importantes de las prestaciones en este ámbito.