En España, nacer y socializarse en una familia obrera supone mayor desventaja que hacerlo en esa misma clase en un país central europeo. El gráfico 12 corrobora la misma pauta dedesigualdad clasista con datos de Eurostat, desagregando orígenes de clase y género en el acceso al agregado superior técnico I-II-V. Los hombres y mujeres españoles de procedencia obrera se sitúan a la cola de la UE-25. La mayor igualdad de oportunidades en el acceso a dicho agregado se da en Alemania. Los hijos obreros italianos y franceses se sitúan, en cambio, en la media europea, de la que se alejan sus pares españoles.
En esta desventaja tiene que ver no sólo la singularidad histórica y macroeconómica diferencial entre países, sino también la singularidad de sus sistemas educativos y productivos. Mientras que los países mediterráneos como España o Italia cuentan con sistemas escolares de formación profesional y una estricta división taylorista entre el trabajo manual y las ingenierías, en países como Alemania y Holanda predomina la formación profesional dual y el reconocimiento social de cualificaciones técnicas (clase V), sin que la división taylorista y clasista del trabajo haya cuajado con tanta fuerza como en los países católicos y mediterráneos como el nuestro.
Gráfico 12 – Probabilidad de enclasamiento en I-II-V (alta experta-técnica) de la población de 25 a 65 según orígenes de clase por países y sexo. En porcentaje. 2005
Fuente: Elaboración Fundación Encuentro (2008): The social situation in the European Union 2007.
La perspectiva outflow o movilidad de salida permite capturar el modelo de relaciones de clase y de desigualdad de oportunidades predominante en cada país estudiado. En cambio, la perspectiva inflow o movilidad de entrada que presenta la tabla 6 permite detallar cómo son reclutados los miembros de las actuales clases de destino. Del 22% de los actuales miembros de la clase profesional experta I-II, uno de cada cinco proviene de la misma clase I-II. Si se suman los reclutados que provienen de las clases medias en conjunto (I-II-III-IVab), asciende al 55%, con una elevada sobrerrepresentación, dado que la suma de sus orígenes es del 31%. El restante 45% de actuales miembros de la clase I-II tiene orígenes obreros (31%) y agrarios (14%), estando subrepresentados, pues sus orígenes sumados alcanzan el 69% del total. Por tanto, el aparente interclasismo de entrada a nuestra clase superior quedaría matizado si se agregan los orígenes y se contrasta su representatividad.
El reclutamiento de la clase III de empleados de cuello blanco (19,4%) es el que guarda mayor equidad y representatividad respecto a la estructura de orígenes. Por tanto, sería la clase afluyente con mayor igualdad de entrada, que sólo se restringe para los orígenes agrarios. La pequeña burguesía urbana (IVab), que supone el 15,2% del total de destinos, también resulta ser una clase afluyente, pero con menor representatividad y equidad de acceso que la clase III. La principal razón es la menor inclinación de los hijos de la clase experta superior I-II a emprender pequeños negocios (sólo el 3% proviene de dicho origen) y la sobrerrepresentación de los hijos de agricultores (IVc), que han reconvertido su cultura y habilidades de la pequeña propiedad rural al entorno urbano (el 20% de la actual pequeña burguesía urbana proviene de dicho origen).
La entrada a la clase obrera cualificada, cuadros y técnicos de nivel auxiliar (V-VI), que suma un 18,4% del total de destinos, está mucho más sesgada hacia el reclutamiento de origen obrero y agrario. El 57% de sus miembros procede de las clases obreras urbanas (V-VI-VIIa) y otro 26% proviene de las clases agrarias (IVc-VIIb). El restante 17% de sus efectivos es reclutado desde el descenso social de las clases medias. Cabe destacar una fuerte herencia de entrada (40%) de hijos que proceden del mismo origen, confirmando su consistencia de clase.
En la clase obrera poco cualificada de la industria y los servicios (VIIa), que representa el 23% del total de destinos, se repite la misma pauta de reclutamiento que en la clase obrera V-VI, aunque con menor herencia de entrada (25%) desde los mismos orígenes. En cambio, entre el 3% de los jornaleros agrarios (VIIb) se da una mayor herencia de entrada (49%), que alcanza el 65% si sumamos los dos orígenes agrarios.