Siguiendo la metáfora de Schumpeter, las clases sociales no son compartimentos estancos, sino hoteles o autobuses con entradas y salidas que renuevan sus miembros y dinamizan la estratificación social como una lucha posicional continua. Sin embargo, no toda la pirámide social acaba por renovarse y redistribuirse en su totalidad, tal y como hemos visto con la excesiva herencia y rigidez acumulada en el extremo superior e inferior.
Gráfico 10 – Movilidad social fraccionada por orígenes sociales. En porcentaje. 2006
Fuente: Elaboración Fundación Encuentro a partir de CIS (2006): Estudio 2634. Clases sociales y estructura social.
El gráfico 10 permite visualizar cómo se desglosa el total de movilidad e inmovilidad según los orígenes de clase atendiendo al tamaño relativo de cada origen. Los orígenes obreros (clases VI-VII) acumulan el 55% del total, distribuyéndose en un 19% de inmovilidad, un 29% de ascenso y un 7% de descenso. El 14% de los orígenes de clases medias subalternas (III-V) se divide en el 4% de herencia, el 5% de ascenso a las clases medias superiores o propietarias y el 5% de descenso hacia las clases obreras.
En la pequeña burguesía rural y urbana (IV), que supone el 23% del total de los orígenes, un 10% corresponde a herencia, un 6% a ascenso a la clase experta I-II y un 7% a descenso hacia las clases III-V-VI y VII. Por último, los orígenes acomodados de la clase superior I-II se fraccionan entre el 5% de herencia y el 3% de descenso.
En suma, el tipo de desarrollo económico español en sectores de bajo valor añadido, un sistema educativo habituado a reproducir la exclusión según el capital cultural de origen y el singular modelo de relaciones de cierre entre clases son tres causas concatenadas que no han permitido generar un mayor volumen de ascenso social desde abajo para los masivos orígenes obreros y agrarios.
Gráfico 11 – Movilidad de salida por orígenes en varios países europeos según la matriz CASMIN. En porcentaje.
Nota: Los datos de UE-5 son de Alemania, España, Francia, Italia y Reino Unido y corresponden al año 2003.
Fuente: Elaboración Fundación Encuentro a partir de CIS (2006): Estudio 2.634. Clases sociales y estructura social; y Rechi, E. (2006): Spatial and social mobility in the EU. PIONEUR Final Conference. Florencia.
Tal y como señala Lorenzo Cachón, las tasas de movilidad absoluta no adquieren plena significación si no se cotejan con las de otros países. El gráfico 11 permite comparar la movilidad de salida (outflow) siguiendo la matriz CASMIN entre España y la muestra agregada UE-5 que aporta Rechi, que incluye los países centrales europeos (Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y la propia España). La muestra de Rechi es de 11.727 hombres y mujeres y procede de la Encuesta Social Europea (ESS).
Los datos ponen en evidencia el mayor cierre social de los orígenes I-II en España respecto a Europa (UE-5), que sería todavía mayor si se excluyera de la muestra europea a España. El cierre de la clase I-II española es del 59%, diez puntos más alta que la media europea (49%). En cambio, el descenso desde orígenes I-II a destinos intermedios de rutina III es el mismo en España y en la muestra europea (22%), pero no así el descenso hacia posiciones obreras, que es más frecuente en Europa (20%) que en España (13%), donde los hijos de orígenes I-II quedan más protegidos del descenso extremo.
El recuadro resaltado en el gráfico señala la convergencia española con la media europea en el caso de las trayectorias con orígenes intermedios III-IV. La movilidad de salida es similar en los orígenes III españoles y europeos: un tercio asciende a la clase profesional I-II, otro tercio desciende a las clases obreras VI-VII y el tercio restante se reparte entre la misma clase III y la pequeña burguesía IV. La misma pauta convergente se produce en los orígenes IV, con un 25% de ascenso hacia la clase I-II, un 34% de descenso hacia destinos obreros y en torno al 40% de enclasamiento en la zona intermedia III-IV.
En cambio, predomina de nuevo la divergencia con Europa en el extremo inferior de la estructura española. Los hijos de obreros españoles han tenido menos ascenso a la clase profesional I-II y mayor herencia que sus pares europeos. En concreto, entre los hijos de la clase obrera cualificada V-VI, el 22% de los europeos ascienden a la clase profesional I-II frente al 15% de sus pares españoles, que presentan una herencia del 50%, mientras la europea es del 44%. Donde sí coinciden es en el acceso equivalente a las clases medias III-IV, que ronda el 34%. Por último, entre los hijos de la clase obrera poco cualificada VII, el 16% de los europeos ascienden a la clase profesional I-II por el 12% de los españoles, que presentan una herencia obrera del 59% frente al 54% de los europeos.