A la vista de la reciente corriente migratoria que ha llegado a España durante la primera década del nuevo siglo, de la magnitud de los flujos recibidos y del acusado perfil de clase trabajadora de la inmensa mayoría de los inmigrantes económicos, resulta natural preguntarse cómo ha evolucionado la estructura de clases de los españoles autóctonos en ese período. Dicho en otros términos, ¿cómo se han distribuido por clases los nativos españoles durante los años de la oleada migratoria? La respuesta a esa pregunta tiene un indudable interés, aunque no se pueda interpretar en términos estrictamente contrafácticos como lo que les habría ocurrido a los españoles si no se hubiera producido la gran oleada migratoria. Sin embargo sí nos informa del cambio en la estructura de clases de la mayoría de la población que reside en España, de la que se puede esperar más estabilidad en el país, más identificación con la sociedad autóctona y también más capacidad de decisión colectiva.
El considerable y creciente peso de los trabajadores no cualificados en la distribución por clases de los inmigrantes económicos en España sugiere que esta clase ha podido experimentar entre los españoles nativos una evolución en dirección contraria, esto es, decreciente. Los datos muestran, en efecto, que uno de los cambios más significativo en la estructura de clases de los españoles nativos ha sido la importante reducción de tamaño de la mencionada clase (gráfico 11). Entre 1999 y 2010, la clase de los trabajadores no cualificados creció en España desde los 3,6 millones hasta los 4,5 millones de ocupados, pero mientras entre los nativos españoles disminuyó en torno a los 374.000 trabajadores, entre los inmigrantes se incrementó en 1,2 millones de trabajadores. En otras palabras, todo el crecimiento de esta clase durante el período es consecuencia de la mano de obra inmigrante que se ha ido incorporando a nuestro mercado de trabajo en una cantidad tan alta como para compensar sobradamente la pérdida de empleos de esta clase social entre los españoles.
Una situación diferente muestran las dos clases que en términos absolutos han perdido tamaño en el período, los trabajadores manuales cualificados y los pequeños empleadores y autónomos, pues la contribución positiva de los inmigrantes no ha bastado para contrarrestar la pérdida de los españoles. Por lo que se refiere a los trabajadores cualificados, las entradas de inmigrantes se pueden estimar en torno a 330.000 trabajadores, frente a una pérdida de 465.000 empleos entre los españoles. Similar es el caso de los pequeños empleadores y autónomos, que registran una reducción de 547.000 empleos de nativos, insuficientemente compensada con las aproximadamente 200.000 incorporaciones de inmigrantes.
Gráfico 11 – Evolución de los ocupados por clase social y lugar de nacimiento. Variación absoluta. En miles. 1999-2010
Fuente: Elaboración Fundación Encuentro a partir de INE, Encuesta de Población Activa, varios números.
El resto de las clases que crecieron lo hicieron tanto por la contribución de los españoles como de los inmigrantes. Pero, en todos los casos, el componente más importante del crecimiento lo proporcionan los españoles. Así, por ejemplo, los inmigrantes han contribuido en una proporción de aproximadamente el 20% al crecimiento total de las clases de cuello blanco de nivel alto (profesionales de nivel alto, profesionales de nivel bajo y ocupaciones intermedias). Y en las dos primeras clases, ya hemos visto que esa contribución la han protagonizado, sobre todo, los inmigrantes procedentes de los países desarrollados. En el caso de la clase de los trabajadores de cuello blanco de nivel bajo (trabajadores del comercio y los servicios), las aportaciones de nacionales y de inmigrantes al crecimiento están más próximas, aunque en todo caso la aportación autóctona explica alrededor de las dos terceras partes del crecimiento.