Emprendimiento de alta cualificación

En 2011 unas 63.000 personas de nacionalidad española decidieron emigrar (un 70% más que en 2010). De ellas, el 50% tiene entre 25 y 44 años y sale fuera buscando un empleo que le permita dejar atrás el clima de pesimismo y la realidad laboral española. Aunque no se dispone de información sobre su nivel educativo, un porcentaje significativo de éstas son seguramente trabajadores/as de alta cualificación.

En las dos últimas décadas la población española con estudios universitarios se ha incrementado en casi 7 millones de personas (más de la mitad son mujeres). Este acelerado aumento de la cualificación de la población tiene un potencial de transformación muy importante tanto en la esfera económica como en la social que se canaliza principalmente a través del mercado de trabajo (ver ilustración) y que se debería concretar teóricamente en una sucesión de efectos en distintos ámbitos.

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Fuente: Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad, Trayectorias Laborales de las Mujeres que ocupan Puestos de Alta Cualificación, Madrid, 2011 en http://www.seigualdad.gob.es/prensa/noticias/pdf/Trayectorias_laborales_mujeres_alta_cualificacion.pdf

El mercado de trabajo sería el primer ámbito afectado, registrando un fuerte aumento de la población activa, de la oferta de trabajo con estudios universitarios y, posteriormente, un aumento del nivel educativo del empleo total. Los nuevos/as trabajadores/as con estudios universitarios se incorporarían al empleo por cuenta ajena en puestos de alta cualificación o se emplearían por cuenta propia, elevando el perfil educativo de emprendedores/as y empresarios/as.

Las transformaciones señaladas en el mercado de trabajo deberían tener también claras repercusiones en el ámbito económico. El aumento de la oferta de mano de obra de alta cualificación configuraría un contexto facilitador del crecimiento de actividades y sectores económicos que incorporan un empleo muy cualificado. Asimismo, la fuerte entrada de titulados/as universitarios/as en el empleo por cuenta propia se traduciría en cambios en las actividades y sectores en los que se ubican las nuevas empresas y en la mejora de la tasa de supervivencia de las iniciativas empresariales.

El aumento del nivel educativo de los/as trabajadores/as que ocupan puestos de alta o media cualificación mejoraría la asimilación del cambio técnico; aumentaría la demanda de formación continua; y elevaría la experiencia laboral acumulada de los/as trabajadores/as (porque a mayor cualificación se observan menos rupturas en las trayectorias laborales); y, en general, también un aumento de los recursos dedicados a la innovación.

En conjunto, los cambios en el empleo, tanto por cuenta ajena como por cuenta propia, se reflejarían en dos importantes impactos económicos: mejoras en la productividad agregada de la economía y transformaciones en la estructura sectorial, que se concretan en un mayor peso de los sectores industriales y de servicios que aportan un mayor valor añadido.

En el ámbito social, el importante aumento de la población ocupada con estudios universitarios tiene también implicaciones de gran calado como el descenso de la natalidad, el aumento de las parejas de doble carrera, el aumento de la demanda de servicios para el cuidado de personas y servicios domésticos, o el aumento de la demanda de servicios culturales y de formación.

Con las cifras actuales de desempleo, cabe preguntarse en qué medida se ha cumplido el escenario teórico descrito en el caso español, que se caracteriza por una acelerada ganancia de cualificación de su población.

En general, sí se han observado la mayoría de efectos señalados tanto en la esfera económica como, sobre todo, en la esfera social. No es discutible el aumento del nivel educativo de la población activa ni el del empleo por cuenta ajena ni el marco facilitador que ello ha supuesto para el desarrollo reciente de ciertos sectores, como el de sanidad o el de educación. Sin embargo, ha sido mucho más limitado el efecto que el aumento de cualificación ha tenido sobre la estructura productiva y, en mi opinión, ello se debe en gran medida a la debilidad que en este escenario ha tenido el eslabón del empleo por cuenta propia.

La demanda de empleo de alta cualificación no ha crecido al mismo ritmo que la oferta. La estructura productiva española no se ha beneficiado suficientemente del efecto renovador que un flujo continuado de emprendedores/as de alta cualificación hubiese tenido sobre ella. Las causas de este déficit se centran tanto en el hecho de que la figura del/a emprendedor/a no esté valorada socialmente como en que el fomento de este emprendimiento de alta cualificación no haya sido un objetivo (no digo prioritario, ni siquiera explícito) en ninguna política económica ni de empleo. Hoy, en un contexto de crisis, las consecuencias son muy visibles: nuestra economía no es capaz de ofrecer empleos de alta cualificación a la generación posiblemente mejor preparada de la historia reciente.

La salida al extranjero de parte de esta generación es quizás una de las mejores alternativas a corto plazo (pensemos en la alternativa actual), incluso en términos de retorno social de la inversión en educación. En la medida que ocupe puestos adecuados a su cualificación, desarrollarán nuevas competencias y adquirirán una experiencia importante que en un futuro podrán aportar a nuestra economía.

Sin embargo, seguimos sin tomar medidas para poder cambiar el escenario a medio plazo. El emprendimiento de alta cualificación no tiene presencia en ningún debate…

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