El retorno temporal o definitivo al país de origen podría entenderse como una consecuencia inevitable de la crisis. Sin embargo, las circunstancias comparativamente peores que atraviesan los lugares de origen y el elevado coste que supone para el migrante perder los derechos acumulados en España actúan como elementos disuasorios a la hora de emprender el viaje.
Los datos de retornos se recogen en la Estadística de variaciones residenciales elaborada por el INE (ver gráfico). Este apartado de la Estadística de variaciones residenciales refleja el número de extranjeros que se van de España. Los datos de la serie no son del todo comparables por existir un cambio de metodología a partir de 2006. Desde este año, en las “salidas” se registran también las bajas practicadas por las no renovaciones del Padrón. En 2010 las bajas padronales fueron 163.515. Si se resta este número de las 336.676 bajas por variación residencial en el mismo año, habría un total de 173.161 salidas.
Evolución de las bajas por variación residencial al extranjero. 2002-2010
Nota: A partir de 2006 incluye las bajas padronales por no renovación.
Fuente: Elaboración Fundación Encuentro a partir de INE, Estadística de variaciones residenciales, varios años.
Evidentemente, el aumento del retorno es creciente y exponencial, si bien es cierto que se parte de cifras muy bajas y que las emigraciones registradas son muy pequeñas comparadas con la cifra total de extranjeros residentes.
Por otra parte, hay que hacer una mención específica al llamado retorno voluntario asistido, pues esta figura recoge precisamente la declaración oficial de retornar de los migrantes a sus lugares de origen. En España se contemplan tres posibles vías por las que los nacionales de terceros países pueden acogerse a los programas de retorno voluntario asistido: encontrarse en situación de vulnerabilidad social, tener intención de reintegrarse socioeconómicamente en su país de origen y percibir por anticipado la prestación por desempleo. Estas situaciones dan lugar a tres programas concretos: el Programa de retorno voluntario para inmigrantes en situación de vulnerabilidad social, el Programa de retorno voluntario asistido con reintegración y el Plan de Retorno Voluntario para trabajadores desempleados.
A través de los dos primeros programas habían retornado 12.904 personas hasta el 31 de agosto de 2010, 6.671 entre 2003 y 2008 (ambos inclusive) y 6.233 (un 93% del total acumulado de años anteriores) en los 20 meses siguientes. El considerable aumento del número de retornos asistidos (aun tratándose de números bajos en términos absolutos) puede llevar a pensar en una cierta relación de causalidad entre éstos y la situación económica. Indudablemente, el entorno hostil influye en el incremento de las situaciones de vulnerabilidad que permiten acogerse a estos programas.
Por nacionalidades, el grupo más numeroso de acogidos a estos programas de retorno asistido son los bolivianos, seguidos de los argentinos, los brasileños, los colombianos y los ecuatorianos. Por detrás, otro conjunto de grupos latinoamericanos, como los uruguayos, los chilenos, los hondureños, etc. Aparte de los latinoamericanos, el único grupo que destaca es el de los rumanos, que ocupa el noveno lugar en la relación de personas retornadas entre 2003 y 2009. Apenas hay subsaharianos y asiáticos acogidos.
Por lo que respecta al Plan de Retorno Voluntario para trabajadores desempleados, según los datos de 27 de abril de 2010, cuando los solicitantes de este programa eran 11.660 extranjeros desempleados. De ese total de solicitudes, se habían tramitado 11.456, es decir, el 72% de las presentadas, y estaban pendientes 204. De las tramitadas, 8.451 se habían aprobado, 482 fueron denegadas y 2.523 (22% del total) fueron objeto de renuncia o desistimiento.
Por nacionalidad, los ecuatorianos superan el 43% del total de las solicitudes tramitadas, siendo colombianos (17%), argentinos (10%), peruanos (9%) y brasileños (5%) los otros grupos destacados.