Posiblemente en ninguna otra dimensión constitutiva y relevante de la sociedad española de comienzos del siglo XXI se haya alcanzado un consenso tan elevado entre la población como en lo que se refiere a la privilegiada posición de España respecto a otros países en los deportes de alta competición. Según los resultados de la última encuesta sobre los hábitos deportivos de la población en España, tres de cada cuatro españoles de quince o más años consideran que la posición de España en los deportes de alta competición es buena o muy buena en relación con otros países; y lo que es más, también tres de cada cuatro opinan que el deporte español se encuentra actualmente en una fase de expansión de triunfos y de prestigio internacionales. Difícilmente, pues, se podrá encontrar otra dimensión de la vida económica, política o cultural en España que pueda ofrecer un resultado tan favorable en la opinión pública española.
El mismo hecho de dedicar capítulos específicos sobre deporte en estudios sociológicos sobre la estructura social en España es una manifestación clara de que el interés por el acontecer deportivo en la sociedad española está trascendiendo el ámbito especializado, polémico y espectacular del periodismo deportivo. Desde la perspectiva de la ciencia social, se intenta comprender y conocer con mayor rigor el sistema deportivo en toda su compleja y variada multidimensionalidad, así como los efectos que el avance de la globalización y la posmodernidad están teniendo en este siglo XXI en los comportamientos deportivos de la población y en el sistema deportivo como un todo.
El rasgo más relevante en la evolución del sistema deportivo español, desde comienzos de latransición democrática hasta los tiempos presentes, es el prestigio internacional y la madurez que ha alcanzado el deporte de alto rendimiento y profesional. Un prestigio y una madurez que tienen su más elevada y visible manifestación en la victoria alcanzada por el equipo español en la Copa del Mundo de Fútbol de 2010 celebrada en Sudáfrica. Esta relevancia del deporte espectáculo, profesional y altamente mercantilizado contrasta –y ésta será la otra cara de nuestro argumento discursivo– con el ritmo más lento, a veces aparentemente casi estancado, que manifiestan la educación física escolar, el deporte aficionado (amateur) de competición de ámbito local o las prácticas deportivas cotidianas de la población (especialmente de la población femenina) cuando se comparan con los niveles de práctica y de desarrollo institucional del deporte propios de los países más avanzados, social y económicamente, de la Unión Europea.
Muchos de estos hechos, no por bien difundidos y conocidos, merecen una reflexión sociológica más rigurosa y estadísticamente argumentada, como la que ofrece la serie de encuestas sobre los hábitos deportivos de la población en España que viene impulsando elConsejo Superior de Deportes desde 1975. Los resultados de tales encuestas, junto a otros datos relevantes del sistema deportivo español, enmarcados convenientemente en las correspondientes reflexiones teóricas, van a permitir desarrollar en el presente capítulo, con mayor fundamentación teórica y empírica, la hipótesis referente a las formas diferenciales, y a veces contrapuestas, con que los procesos de mercantilización y globalización afectan e inciden de manera desequilibrada, por un lado, en el deporte de alta competición, espectáculo y profesional y, por otro lado, en la cultura de la salud y de los hábitos deportivos de carácter recreativo de la población en general, esto es, en lo que se conoce como bienestar personal o wellness.
Esta acción diferencial del avance de los procesos de mercantilización y de los recursos económicos dedicados a uno y otro tipo de sistema deportivo van conduciendo a la remodelación progresiva de los valores sociales que subyacen a los comportamientos de la población, según se encuentre orientada por un sistema deportivo u otro. Con el evidente avance de los procesos de mercantilización en el deporte espectáculo altamente profesionalizado cobran mayor autonomía los sistemas económicos que se desarrollan en torno al escasamente transparente y muy complejo entramado de actividades que lo determinan, con el consiguiente predominio de los intereses económicos sobre otro tipo de intereses nucleares de los sistemas sociales relacionados, secularmente, con el deporte como un todo. De ahí el interés de indagar, desde una perspectiva sociológica, en los cambios que pudieran estar teniendo lugar en los valores sociales, de carácter moderno o posmoderno, que orientan los comportamientos deportivos, en su sentido más amplio, de los diferentes grupos de población.
Estos cambios pueden estar creando una preocupante ambivalencia psicológica y sociológica en amplios sectores de la población española, especialmente entre los más jóvenes, al estar orientados, por una parte, al deporte competitivo y mercantilizado, ligado a valores como riqueza, notoriedad e hipercompetitividad, y, por otra, a unas actividades físico-deportivas asociadas, ideal o realmente, a la salud y a la recreación. Unas actividades estas últimas que se encuentran deficientemente promocionadas por las diferentes instituciones sociales, económicas y políticas, al menos cuando se comparan con lo que ocurre en el ámbito del deporte de competición altamente mercantilizado, lo que acrecienta los riesgos del avance de las referidas ambivalencias.