Transformación de la estructura de clases

La transformación de la estructura de clases entre 1995 y 2010 se puede sintetizar en las siguientes tres grandes tendencias:

Primera: Mientras el tamaño de las clases medias en sentido amplio (es decir, directivos y profesionales de nivel alto y bajo, empleados de cuello blanco de nivel alto y pequeños empresarios y autónomos) no ha cambiado sustancialmente, se ha producido una alteración radical en su composición en virtud de la cual los profesionales han ganado importancia a costa de los pequeños empleadores y los trabajadores autónomos: si en 1995 había en España 0,8 profesionales por cada pequeño empleador y autónomo, en 2010 eran 2. La tendencia se debe a la profesionalización creciente de la estructura ocupacional española y al aumento generalizado del nivel de cualificación de la fuerza de trabajo.

Segunda: En conexión con la expansión del sector de los servicios, el balance entre trabajadores manuales y no manuales se ha decantado claramente a favor de los segundos: en 1995 había en España 0,8 trabajadores de los servicios y del comercio de nivel bajo por cada trabajador manual cualificado, mientras que en 2010 eran 1,5.

Tercera: Los trabajadores no cualificados han crecido a expensas de los cualificados: en 1995 había 0,6 trabajadores cualificados por cada trabajador no cualificado, frente a 0,4 en 2010. Entre los empleados de cuello blanco, los de rango inferior (comercio y otros servicios) han crecido bastante más que los de rango superior: si en 1995 había 1,3 empleados de cuello blanco de nivel alto por cada uno de nivel bajo, en 2010 casi se había invertido esa relación al situarse en 0,9. Esta tercera tendencia apunta a la posible formación de un proletariado de los servicios integrado por trabajadores de escasa cualificación y pocas perspectivas de movilidad ocupacional ascendente. Su tamaño en España es grande en comparación con otros países y su composición es muy heterogénea (mujeres, jóvenes, inmigrantes), pero relativamente estable.

Evolución de la estructura de clases de la población ocupada. En porcentaje. 1995-2010

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Fuente: Elaboración Fundación Encuentro a partir de INEEncuesta de Población Activa, varios números.

Es indudable así que se ha producido una mejora (upgrading) en la estructura ocupacional, que se puede interpretar como un resultado del proceso de sustitución de las viejas clases medias por las nuevas clases medias profesionales y directivas. Esta mejora se inscribe en la pauta de modernización de la economía española, caracterizada por una prolongada transición desde una economía agraria a una economía posindustrial sin pasar por una fase específicamente industrial.

Si tenemos en cuenta las diferencias de género en este proceso vemos que la expansión de las clases directivas y profesionales en la zona alta de la estructura entre los hombres ha sido más intensa que la de los empleados de cuello blanco de nivel alto y bajo: en 1995 había 0,9 profesionales y directivos de nivel alto y bajo por cada empleado de cuello blanco de nivel alto y bajo; en 2010 eran 1,2. Después de estos quince años, los profesionales y directivos son más numerosos que los demás empleados de cuello blanco entre los hombres. Por lo que se refiere al trabajo manual, tal vez lo más significativo sea el retroceso de los trabajadores manuales cualificados, aunque la destrucción de empleo en esta clase social se concentra en el trienio 2008-2010 como consecuencia de la crisis económica. De hecho, la de los trabajadores manuales cualificados es la única de las clases que entre los hombres pierde una parte significativa de sus miembros a causa de la crisis (debido sobre todo a la caída del empleo en la construcción). Ninguna de las otras clases pierde tamaño en términos relativos, ni siquiera los pequeños empleadores y autónomos.

La evolución de la estructura de clases de las mujeres ocupadas se caracteriza por: (a) el retroceso, aún más acusado que entre los hombres, de la clase de las pequeñas empresarias y autónomas, (b) una expansión de las dos clases profesionales, que al final del período han llegado a representar una cuarta parte de la estructura (cuando al principio representaban menos de una quinta parte), (c) un crecimiento de las empleadas en el comercio y otros servicios de nivel bajo (una de cada cinco ocupadas en 2010), crecimiento claramente superior al de las ocupaciones intermedias (sobre todo empleadas de la administración) y (d) una considerable pérdida de empleo como consecuencia de la crisis, tras experimentar un crecimiento relativo sostenido hasta 2008, de la clase más numerosa entre las mujeres, la de las trabajadoras no cualificadas.

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