Cambio sectorial y estructura de clases

En los últimos quince años, el crecimiento de la economía española ha provocado una tremenda expansión del mercado de trabajo que ha hecho aumentar nuestra fuerza laboral desde los más de 12,5 millones de ocupados de comienzos de 1996 hasta los casi 20,5 millones de comienzos de 2008. La mayor parte de esos nuevos empleos (más de 5,7 millones) se ha creado en los servicios, sector que da cuenta de las tres cuartas partes del crecimiento total del periodo, aunque hay que considerar también la importante contribución al crecimiento de los sectores de la construcción y la industria y las no menos significativas pérdidas que ha sufrido el sector primario. El cambio de ciclo económico ha supuesto la destrucción de 2,3 millones de empleos en el trienio 2008-2011, algo más de una cuarta parte (28,9 por ciento) de los generados en los años anteriores.

A mediados de los años noventa la agricultura tenía todavía un peso relativamente grande (en comparación con otros países desarrollados) en la economía española, ya que casi uno de cada diez ocupados (8,9 por ciento) se encontraba trabajando en este sector (tabla 2.1). En los quince años siguientes se puede observar una disminución considerable y continua del número de trabajadores y la proporción de población ocupada en el sector agrario. Al final del periodo la agricultura ha perdido a casi uno de cada cuatro ocupados al comienzo. La casi continua pérdida de empleo en el sector agrario obedece a la propia transformación estructural de la economía española, es relativamente independiente del ciclo económico y constituye uno de los factores fundamentales que explica el retroceso de las clases medias tradicionales de pequeños propietarios en España.

Tabla 2.1. Cambio en la distribución sectorial de la población ocupada. Miles de personas

Agricultura

Industria

Construcción

Servicios

Total

1996

1.130,0

2.553,9 1.166,5 7.776,3

12.626,7

1997

1.135,4

2.610,0 1.283,3 8.097,9

13.126,5

1998

1.158,7

2.766,2 1.309,1 8.398,9

13.632,9

1999

1.073,4

2.918,5 1.481,9 8.850,4

14.324,3

2000

1.041,1

3.004,4 1.656,6 9.417,1

15.119,3

2001

1.092,7

3.167,5 1.803,6 9.802,5

15.866,3

2002

1.069,9

3.099,9 1.951,7 10.214,0

16.335,6

2003

1.005,2

3.208,8 2.042,9 10.666,6

16.923,6

2004

1.031,8

3.173,6 2.161,0 11.233,9

17.600,4

2005

1.017,3

3.257,5 2.270,5 11.947,3

18.492,7

2006

984,8

3.273,6 2.436,7 12.705,0

19.400,1

2007

990,0

3.265,3 2.664,7 13.149,3

20.069,2

2008

863,7

3.313,4 2.670,3 13.554,8

20.402,3

2009

837,8

2.900,1 1.978,0 13.374,9

19.090,8

2010

835,2

2.599,8 1.663,0 13.296,1

18.394,2

2011

783,2

2.540,8 1.494,0 13.333,7

18.151,7

1996-2008

-266,3

759,5 1.503,8 5.778,5

7.775,6

2008-2011

-80,5

-772,6 -1.176,3 -221,1

-2.250,6

Aunque de tamaño relativamente pequeño, el mayor crecimiento del empleo en el periodo, en términos relativos a su volumen inicial, se ha producido en el sector de la construcción. Entre 1996 y 2008 se ha producido un crecimiento constante del empleo en este sector de hasta 1,5 millones de puestos de trabajo (129 por ciento), un ritmo muy superior tanto al del conjunto como al de cualquiera de los otros sectores. De los cuatro sectores analizados, la construcción es el que más sensibilidad presenta a los cambios del ciclo económico: entre 2008 y 2011 la magnitud de la pérdida de empleo en la construcción es de tal calibre que en sólo esos tres años de crisis han desaparecido ocho de cada diez de los empleos que se habían creado en los trece años previos. Las fluctuaciones del empleo en la construcción repercuten en la estructura de clases en el sentido de que no sólo hacen variar de forma significativa el tamaño de las clases trabajadoras, sino también (aunque en menor medida que la agricultura) el número de pequeños empleadores y trabajadores autónomos que tienen una presencia notable en el sector.

También la industria ha perdido durante estos años peso en la estructura sectorial española, como es de esperar en una economía postindustrial crecientemente volcada hacia los servicios. En 1996 trabajaban en el sector secundario 2,5 millones de españoles, la quinta parte de la fuerza de trabajo ocupada; quince años después, en el primer trimestre de 2011, trabajaba en empleos industriales una cantidad muy parecida de personas que sin embargo representan en ese momento sólo el 14 por ciento de la fuerza laboral. La pérdida de peso del empleo en el sector industrial es obviamente relevante para la evolución de la estructura de clases en la medida en que éste constituye uno de los nichos fundamentales de las clases trabajadoras, tanto cualificadas como no cualificadas.

El sector de los servicios, es, globalmente considerado, el que mejor ilustra la transformación de la economía española y, en particular, de su mercado laboral. Dicho sector es el que más aporta al crecimiento del empleo y aquel cuyo peso en la población ocupada ha crecido más: entre 1996 y 2010 los empleos en los servicios pasaron de 7,7 a 13,3 millones y la participación de los trabajadores en el sector pasó del 62 al 73 por ciento del conjunto de la población ocupada; al mismo tiempo, es también el sector que mejor ha soportado el peso de la crisis, pues de los más de 5,7 millones de nuevos empleos creados entre 1996 y 2008, cuando el sector alcanzó la cifra récord de 13,5 millones, sólo se han perdido 221 mil en los tres siguientes años de crisis. Por otra parte, como en todas las economías postindustriales, se trata de un sector muy feminizado: en 2011 la porción de población femenina ocupada en el sector es mayor que la de hombres en razón de 1,2 ocupadas por cada ocupado. El grado de feminización del sector es, además, creciente en el tiempo.

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