«La gordura se ha configurado como lo contrario al cuerpo válido, asociándose a la improductividad o descuido personal. Se reproducen las actitudes de rechazo por el hecho de tener sobrepeso.
La sociedad, los medios e incluso la cultura se han encargado de decirnos y enseñarnos la relación entre cómo vivimos el cuerpo y cómo se supone que debemos disfrutar con él. Reforzando el trabajo corporal y el ejercicio como un mérito y esfuerzo a reconocer, y posicionando únicamente a los cuerpos delgados como saludables, ideales, deseosos y exitosos. La gordura se ha configurado como lo contrario al cuerpo válido o ideal, asociándose a la improductividad, la mala salud y al descuido personal. Se reproducen los discursos y actitudes de odio, rechazo e incluso violencia por el hecho de ser niños y niñas con sobrepeso.»
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