«Un informe sobre el impacto de la covid-19 en la capital recoge que las familias con hijos han sustituido a los mayores en el uso mayoritario de los servicios municipales.
Sandra Barahona es peluquera desde los 17 años. Nunca le ha faltado el trabajo hasta que llegó la pandemia. Es madre soltera y su hija Dunia tiene 13 meses. Ha pedido en octubre el Ingreso Mínimo Vital y en febrero la Renta Mínima de Inserción. Ambas siguen en trámite. Esta madrileña del barrio de San Blas, de 37 años, sobrevive gracias a las redes de apoyo vecinal y representa un nuevo perfil de vulnerabilidad que recoge el estudio elaborado por el Área de Familias, Igualdad y Bienestar Social del Ayuntamiento de Madrid sobre el impacto del coronavirus en los distritos.»
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