«El Gobierno ceutí gestiona la reagrupación de los menores que están siendo reclamados por sus padres en Marruecos.
El número de teléfono que llevaba anotado con bolígrafo en la palma de la mano derecha se acabó borrando. Aguantó la travesía a nado bordeando el espigón del Tarajal, pero tras tantos días apenas se leen ya los números y Aymen no puede volver a llamar a su madre. Habló con ella nada más cruzar, le dijo que estaba bien y que no pensaba regresar, pese a la insistencia de ella de que diera la vuelta y regresara a casa con sus otros cuatro hermanos. Apenas tiene 13 años, trabajaba de aprendiz de chapista en un taller de su ciudad, Castillejos, cobrando diez euros a la semana. Quiere quedarse en España. Estudiar y ser “futbolista”.»
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