«A esos jóvenes (a veces no tanto) que celebraban el fin de las medidas de restricción con celebraciones callejeras, botellones y fiestas privadas concurridas se les viene tachando de irresponsables.
Hemos vivido dieciocho meses bajo un estado de alarma, una situación insólita y sin precedentes para varias generaciones de españoles, y cuya cronología podría situarse en marzo de 2020, cuando un septuagenario recién llegado de Nepal fallecía en un hospital de Valencia a causa de una neumonía bilateral. Hasta dos semanas después no se pudo certificar el origen de esa afección: un nuevo coronavirus, al que entonces sólo se denominaba en los medios como Covid. A lo que ha pasado después se considera ya la mayor tragedia en cuanto a víctimas mortales desde la Guerra Civil española. Lo certifican los 78.792 muertos confirmados oficialmente y las 3.570.000 personas contagiadas por el virus.»
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