Si es de los que usaba -y tal vez sigue usando- expresiones como «guay del Paraguay», «efectiviwonder», «nasti de plasti» o «me piro vampiro», pero no tiene ni idea de lo que significan «stalker», «sisifando», «crush» o «to flama»; acaba de pasar a engrosar la lista de los «boomers» y, sin duda, necesita del diccionario que acaban de preparar los alumnos de un colegio de Fuengirola (Málaga).