En una época en que se margina a los ancianos por considerarlos, entre otras cosas, improductivos, existe una bella experiencia en Piacenza, en la región de Emilia-Romaña, al norte de Italia: En el interior de la misma estructura conviven un asilo nido de infancia, un centro diurno para ancianos y una casa de reposo, lugares que están divididos, pero con muchas áreas comunes. Están el inicio y el otoño de la vida, entre los 3 y 90 años, con alguno que los supera. Se llama «educación intergeneracional», con unos 40 niños y cerca de 80 ancianos, aprendiendo los unos de los otros, porque en todas las estaciones de la vida se puede donar algo. Lo decía el papa Francisco el día que cumplió 80 años, el pasado 17 de diciembre, recibiendo como regalo el libro «Sobre la Vejez» de Cicerón: «La vejez, cuando se ve como una etapa de la vida para dar alegría, sabiduría y esperanza, uno vuelve a vivir».
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