Vamos a poner el acento en las familias, las células de la sociedad que como para cualquier otro tejido, son claves para la resistencia del mismo. Es una responsabilidad, casi diría una obligación, de los padres, el ser capaces de entender lo que está ocurriendo. Para ello se amerita una reflexión responsable, no solo para ellos mismos, sino también para transmitírsela a sus hijos y poder explicarles de una manera clara y detallada, las repercusiones de una eventual falta de responsabilidad o inconsciencia. La falsa sensación de seguridad, omnipotencia o impunidad con la que algunos jóvenes campan a sus anchas, no debe servir de excusa para mirar hacia otro lado. Cuando se juntan en botellones o realizan fiestas en domicilios particulares, rompiendo con las medidas de prevención, nos ponen a todos en riesgo.
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