Los padres de Carmen L., de 12 años, se divorciaron hace 10. Al cabo de un tiempo, su padre se mudó a Valdemarín, un barrio en el norte de la ciudad, sin imaginar que algún día existiría una frontera invisible que dividiría Madrid en dos. “Le dije a Carmen que se fuera a vivir con su padre mientras esto pasaba, y así podía salir y disfrutar del otoño, pero ella dijo que se quería quedar en el barrio, así tuviera que estar confinada”, afirma su madre, Vanessa L.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El País