«Mi casa no es grande ni lujosa, pero puedo acoger a gente que tiene menos que yo», dice Gabriela García, trabajadora doméstica boliviana cuyo marido no tiene papeles
EL Diario
«Mi casa no es grande ni lujosa, pero puedo acoger a gente que tiene menos que yo», dice Gabriela García, trabajadora doméstica boliviana cuyo marido no tiene papeles
EL Diario