A Mónica no se le pasó en ningún momento por la cabeza, pero echa la vista atrás y recuerda aquellos días anclados a un mal presentimiento. No habían pasado ni 24 horas desde que había acudido con su hija Raquel, de 15 años, a denunciar a la comisaría de Policía de un barrio al norte de Madrid los mensajes amenazantes que llevaba recibiendo en su teléfono móvil desde hacía unos 15 días. Era sábado, 19 de abril de 2013, y Mónica salió de casa para ir a buscar a una amiga a la boca de metro. No tardó ni diez minutos, pero cuando regresó, vio a los bomberos y un tumulto de gente junto a su portal y se esperó lo peor.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El Diario
[fa type=»camera”] Autor de la imagen: Pixabay