«No todo el conocimiento está en los libros de texto, contemplar un atardecer, pintar o hacer nuevos amigos pueden ser una oportunidad distinta para conocer y reflexionar sobre nuestro entorno.
Llega el verano y las deseadas vacaciones. Los niños aparcan las actividades escolares y algunos progenitores pueden tener inquietud porque sus hijos dejan de aprender con el ocio, pero nada más lejos de la realidad, porque la mejor forma de aprender es a través del juego y la diversión. ¿Es posible que los niños aprendan divirtiéndose? “La diversión no debe ser entendida como una finalidad, sino como un medio. Durante las vacaciones, conviene evitar las cargas curriculares, porque los aprendizajes van mucho más allá del currículum. Es aconsejable que, en todo proceso de aprendizaje, el niño sea siempre el protagonista a través de su participación en el diseño de la actividad, como en el caso de realizar una excursión. Es conveniente que la propuesta siempre esté dirigida a la acción o el movimiento, como puede ser hacer senderismo durante la excursión y que esté integrada siempre en un grupo de compañeros o amigos, donde se asignen cometidos a cada uno, como llevar el agua o preparar los bocadillos, así como que también se contemple un compromiso, como recoger la basura tras la excursión”, explica Andrés González-Bellido, autor y coordinador del Programa Tutoría Entre Iguales (TEI), psicólogo, profesor y catedrático de orientación educativa.»
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