«Aunque suele desarrollarse durante la infancia, la tripanofobia o miedo a las agujas permanece en muchos casos presente a lo largo de toda la vida adulta. Se trata de un temor irracional que desencadena síntomas de diversa índole cuando va a recibirse una inyección, un fenómeno que afecta con mayor intensidad a niños y adolescentes por la inexperiencia propia de estas edades a la hora de gestionar las emociones. Con la vacunación de los menores a la vuelta de la esquina, se nos plantea el reto de cómo ayudar a nuestros hijos a superar, o al menos a tolerar de la mejor manera, las dosis de inmunización correspondientes.»
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[fa type=»file-text»] Fuente: El Mundo, sapos y princesas