«No es sencillo controlar el tono de voz cuando nuestros hijos protagonizan algún comportamiento especialmente negativo. Tampoco esas innumerables veces en que, pese a las repetidas advertencias, continúan persistiendo en su actitud sin hacernos ningún caso. Pero que sea difícil no quiere decir que no podamos hacerlo, sobre todo si tenemos la motivación que nos brinda el testimonio de los expertos, que subraya que educar sin gritos es mucho más beneficioso para ambas partes. A continuación, os contamos por qué y repasamos los consejos de los que más saben de crianza para no vernos superados por los acontecimientos.»
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[fa type=»file-text»] Fuente: El Mundo, sapos y princesas