««Saldrán ganando los hijos de familias que puedan permitirse una educación exigente».
En estos últimos años, la educación ha cambiado mucho, y en muchos casos para bien. Se ha reducido el peso de la memorización, damos prioridad a la búsqueda de información, al establecimiento de criterios para filtrarla, a la formación de un criterio propio, al debate para encontrar soluciones que no son evidentes, por mucho que vengan contrastadas por la experiencia y el conocimiento. También se han incorporado a la evaluación otros elementos aún más desconocidos que estos por la enseñanza tradicional, como es la imaginación, la creatividad en cualquiera de sus formas, la sensibilidad, la capacidad de comunicación. Y al profesor, por otra parte, se le exige transparencia en los programas de enseñanza y en los sistemas de evaluación, así como una relación más estrecha y más fluida con los estudiantes.»
Leer más [fa type=»long-arrow-right»]