«La excelencia académica, encarnada históricamente en los mejores alumnos de Selectividad, eclipsa otras trayectorias destacadas: desde los que se reenganchan tras abandonar a los que hacen posible la convivencia. Estas son sus historias.
Durante años ha sido una suerte de ritual mediático. Salen las notas de las pruebas de acceso a la Universidad y las teles y periódicos corren a entrevistar a aquellos jóvenes que han sacado la mejor calificación de su comunidad, de su provincia… El 9,8, el 9,9. Desde que la Selectividad pasó a ser la EBAU, con su fase voluntaria y sus ponderaciones, la tradición ha perdido algo de fuerza, pero sigue vigente. Es el merecido momento de fama de los alumnos excelentes, el aplauso social a unas trayectorias que rozan la perfección. Pero, ¿son estas las únicas que merecen una portada? «
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