«La pandemia llevó a colegios de seis autonomías a juntar en la misma clase a niños de distintos cursos para reducir el número de alumnos. Pese a las fuertes reticencias del inicio, la experiencia ha resultado muy positiva para familias y docentes.
El último día de curso en el colegio Filósofo Séneca, al norte de Madrid, estaba envuelto en una especie de resaca emocional. Sonia Pérez y Elena Marcilla, dos de las tutoras, recordaban la sensación de haber culminado la subida a una montaña llena de trampas. Una vez en la cima, disfrutaban del premio: el vínculo que se había creado dentro de las aulas multinivel, formadas por alumnos de diferentes cursos, había sido excepcional. Algunos llegaron con reticencias. Casi 10 meses después, recibieron la nota final también para eso: un éxito rotundo. Se notaba el miércoles cuando solo quedaban en los pasillos y en algunas aulas los restos de un año raro y los alumnos mayores, los de quinto y sexto de primaria. El día anterior se habían graduado entre lágrimas, abrazos y palabras de agradecimiento. También entre los propios alumnos, algo bastante inusual. Se había cumplido el objetivo, aunque el desgaste de las profesoras ha sido brutal. “Llego al límite”, reconoce Pérez.»
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