«Estas discusiones son una gran fuente de aprendizaje que facilita la práctica de la negociación, el autocontrol y la autonomía en la búsqueda de soluciones.
Por fin ha llegado el verano y con él las vacaciones. Por delante, se nos presentan unos meses para romper algunas rutinas, las prisas y las tareas. Atrás quedan para nuestros hijos las largas jornadas escolares, las extraescolares y las faenas por presentar. Ahora toca disfrutar de la playa o la montaña, de las actividades al aire libre, de la familia y los amigos. De los helados, las colchonetas y los parques de atracciones. Compartir mucho tiempo juntos en familia trae a menudo muchos conflictos entre hermanos. Pelear por un juguete, por la atención de papá o mamá o por el mejor sitio del sillón llena nuestros hogares de rencillas, gritos y malestar. Todos podemos recordar las veces que cuando éramos pequeños cualquier excusa era buena para iniciar una pelea con el pequeño o mayor y sentir siempre que el culpable era él. Como nos chinchábamos constantemente y nuestros padres estaban cansados de llamarnos la atención.»
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