«Organizaciones como la Fundación Cruz Blanca se tuvieron que adaptar a contrarreloj para atender a los centenares de menores de edad y mujeres llegados en la ola migratoria última por el trayecto por mar más peligroso hacia Europa. Muchos de ellos son víctimas de trata.
El aumento de llegada de migrantes a las costas canarias que se produjo a finales del 2020 desbordó por completo la red de acogida en espacios cedidos por el Cabildo y los propios ayuntamientos. Fue necesario recurrir a hoteles y apartamentos turísticos cerrados por la crisis, pero también a naves industriales, colegios o terrenos del ejército para alojar provisionalmente a las cerca de 7.000 personas que estaban acampadas en el puerto de Arguineguín.»
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