«Si pretendemos que nuestros hijos crezcan en un ambiente en el que predominen los valores positivos, no podemos olvidar, en ningún momento, la importancia de nuestras acciones ni la relativa a la forma en que verbalizamos nuestros pensamientos. En ocasiones, ya sea por inconsciencia, por imprudencia o por el influjo de determinados actores sociales y políticos, somos testigos, o incluso protagonistas, de comentarios machistas o racistas. Lo importante en esos casos es que los adultos sepamos cómo actuar, desautorizándonos a nosotros mismos si es preciso para brindar el mejor ejemplo posible a los niños.»
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[fa type=»file-text»] Fuente: El Mundo, sapos y princesas