«Sentirse comprendido por sus principales figuras de apego es esencial para el equilibrio psicológico de un niño LGTB+. En caso contrario, se puede generar un trauma.
Muchas veces a los padres y madres nos cuesta hablar de sexualidad con nuestros hijos. Puede ser por vergüenza, por desconocimiento o por temor. Pero la sexualidad es parte de la vida, y debe ser aceptada como un proceso natural de todo ser humano. Los niños y niñas empiezan a tener conocimiento sobre su sexo en torno a los tres años, cuando descubren sus genitales y se dan cuenta de que son diferentes en chicos y chicas. La conciencia de identidad sexual aparece algo más tarde, sobre los siete u ocho años, y es ahí cuando el papel de los progenitores es determinante. ¿Estamos preparados para aceptar la identidad sexual de nuestro hijo? ¿Tenemos la formación que necesitamos en educación sexual para explicárselo?»
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