«Coger a un bebé en brazos, al igual que otras demostraciones físicas de afecto que les ofrecemos a nuestros hijos, como los besos y los achuchones, pueden tener un impacto a nivel molecular a largo plazo. Esta es la conclusión a la que han llegado los responsables de una nueva investigación de la Universidad de Columbia Británica y el Instituto de Investigación del Hospital Infantil de la provincia canadiense.»
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[fa type=»file-text»] Fuente: El Mundo, sapos y princesas