«El misionero bilbaíno Ignacio Doñoro está al frente del Hogar Nazaret, que acoge a más de 300 niños peruanos en vulnerabilidad.
El día que uno de los chavales le llamó papá, le desconcertó. No supo cómo reaccionar. «Fue una bebé que recogí con dos meses y que no había conocido ni a su padre ni a su madre. Es la primera palabra que dijo y más adelante le tuve que explicar la verdad». Hoy de poco sirven los argumentos. Para los menores del Hogar Nazaret ubicado en el Amazonas peruano, Ignacio María Doñoro de los Ríos es su «papá». El misionero, ahora sí, lo acoge como un regalo: «Cuando decides ser sacerdote, optas por el celibato, por una entrega total a Dios. Él me ha traído hasta aquí y asumo esta paternidad, que es mucho más profunda que una biológica. Nace del sueño de crear hombres y mujeres capaces de amar y ser amados».»
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