«La madre del menor se enfrenta a un hombre de “entre 40 y 50 años” que insulta al niño por usar la cola para personas con discapacidad y acaba en el hospital.
La cabeza de Mayte Q. rebobina una y otra vez al 2 de mayo, el día de la madre y el día que recibió una paliza que la dejó inconsciente en el parque Warner de Madrid por defender a su hijo con autismo. Todavía no entiende cómo un hombre “de entre 40 y 50 años” la tomó primero con Jimy, de 11 años, porque tenía prioridad para entrar en las atracciones debido a su discapacidad, y luego con ella, que se acercó a él para explicarle que el niño estaba aterrorizado por sus burlas y a pedirle que, por favor, le dejara en paz. Ahora, atiborrada de pastillas contra la depresión con 38 años, se atreve a hablar con EL PAÍS solo con un objetivo: evidenciar el problema de la incomprensión que sufren las familias de personas con una discapacidad invisible como el trastorno del espectro autista, conocido por sus siglas, TEA.»
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