«Desde principios de este mes, y después de 10 años de la aprobación de la ley, el documento físico se sustituye por un registro electrónico individual válido para toda España.
Con hojas grapadas. A veces con tinta emborronada y con una caligrafía de dudosa legibilidad. Otras, perdido en algún cajón del que nunca regresó. El Libro de Familia físico, en papel, ha sido una institución centenaria en las casas españolas. Ha sido porque, desde el pasado 1 de mayo, el documento se ha sustituido por un sistema de registro electrónico individual. Cada ciudadano recibe un código personal —una secuencia alfanumérica aleatoria— cuando nace, que sirve para formalizar todos los trámites del Registro Civil, desde la inscripción en el propio libro hasta cambios de nombre y apellidos o en el estado civil.»
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