«El ejército traslada 200 niños a un nuevo recinto para pasar la cuarentena.
Aún lleva la camiseta húmeda porque la sudadera azul con la que se cubre para evitar el frío no deja que se seque la ropa del todo. No levanta dos palmos del suelo por mucho que insista en que tiene ya once años. “Ni seis, y si mucho me apuras siete”, le insiste Fouad, el ceutí que estos días ayuda a esta periodista en labores de intérprete. El pequeño camina en solitario por el arcén de la carretera que conduce al barrio del Príncipe y se echa una mano a la boca haciendo el gesto inconfundible de que tiene hambre.»
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[fa type=»file-text»] Fuente: La Vanguardia