«Frases cotidianas como “¿Ya han pasado 15 años desde que fuimos a Nueva York?” o “¡Madre mía, tu hija ya cumplió 10 años!” nos dan muestran de lo poco conscientes que somos del paso del tiempo y sus consecuencias.
Además, uno tiene la sensación de que su aspecto físico no ha variado en exceso (hasta que alguna aplicación nos vuelve a recordar ese paso de tiempo). De hecho, las personas solemos sentirnos más jóvenes de lo que realmente marca nuestra partida de nacimiento: ¿Por qué nos ocurre?, ¿nos estamos autoengañando?»
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[fa type=»file-text»] Fuente: The Conversation