«El fin de las restricciones por Covid-19 y la desaparición de las niñas de Tenerife disparan las ventas de pulseras con geolocalización para menores, aunque su uso genera controversia.
Son las 18.50 horas. Hace cinco minutos que Gonzalo, de ocho años, ha acabado su entrenamiento de fútbol y ya debe de estar en el coche con su padre, que ha ido a recogerlo, y sus dos hermanos más pequeños. El niño lleva en la muñeca izquierda un reloj, que entre otras funciones tiene un localizador GPS que permite a sus padres saber exactamente dónde se encuentra en cada momento.»
Leer más [fa type=»long-arrow-right»]
[fa type=»file-text»] Fuente: El Mundo