«Este es el relato de cómo han cambiado los días de hombres y mujeres de entre 21 y 34 años que se contagiaron de covid hace meses y arrastran secuelas desde entonces.
Los mechones de pelo que recogen del desagüe de la bañera cuando han terminado de ducharse, si es que pueden, son mayores que antes. Necesitan dormir 10, 12 horas, y se levantan como si no lo hubiesen hecho. Caminar 100 pasos les supone un esfuerzo, 300 a veces es imposible: ya no corren, ni montan en bici, ni entrenan. Tampoco huelen, ni saborean un plato nuevo, o el cocido de su casa de toda la vida. Ni un helado, ni un vino, ni una cerveza, ni un simple chicle. Han olvidado teclear en un ordenador, hay palabras que no encuentran al hablar y no van a la compra si no es con una lista escrita. No consiguen concentrarse en una serie de televisión más de 10 minutos. Dolores de cabeza, de piernas, en el pecho. Conjuntivitis, infecciones de orina, mareos.»
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