«El programa de Fundación Affinity busca mejorar el vínculo entre los menores y sus padres, así como las habilidades educativas de los progenitores o adultos de referencia.
El simple hecho de que el animal esté en la sala hace que las familias se sientan seguras y arropadas y, lo más importante: que no se sientan juzgadas. Tal y como explica Maribel Vila, responsable de terapias de Fundación Affinity, «los animales crean un ambiente seguro, hacen que el niño o el adolescente con mucha carga emocional se tranquilice. Hay veces que entra el perro en la sala y es como una catársis. ¡Cuántas veces los menores nos explican cosas mientras acarician el perro…! Es una manera de sentirse protegido».»
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[fa type=»file-text»] Fuente: ABC Familia