«El profesor de primaria Óscar González explica los aspectos negativos de emplear castigos.
«Te quedas… sin salir, sin el móvil, sin ver la televisión». «Fuera de mi vista, no quiero verte hasta que yo te diga». «Pues ahora te pones a leer hasta que acabes todo el libro»… Los castigos son el arma más recurrente de los padres para imponer la autoridad y suponer que con esta fórmula los niños aprenden rápidamente que han actuado mal y que tienen que obedecer. Pero realmente, ¿sirven de algo?, ¿aprenden de verdad a rectificar y a no volver a repetir lo que han hecho?»
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[fa type=»file-text»] Fuente: ABC Familia