«Debemos ser conscientes del gran valor de practicar la coherencia en la educación de nuestros hijos. Muy a menudo, los padres se encuentran tan sumergidos en el estrés, pensando en todo lo que les queda por hacer en la vorágine del día, que, de forma involuntaria, no prestan la atención que necesitan sus niños. Esto los lleva con frecuencia a actuar de una forma poco consecuente. La buena noticia es que existen alternativas para que sean un mejor espejo en el que sus hijos se vean reflejados y actuar ambos en consonancia.»
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[fa type=»file-text»] Fuente: El Mundo, sapos y princesas