«Ni coches de alta gama, ni manjares, ni viajes a sitios exóticos. Lo único que le piden a la vida unos padres (especialmente, los primerizos) es que su bebé duerma de un tirón una vez superado el periodo de las tomas nocturnas.
Una quimera que, sin embargo, no logra hacer realidad un 25% de los progenitores que, cada noche, vive con impotencia (todo hay que decirlo) como sus vástagos no logran conciliar un sueño profundo. Es más, según la Sociedad Española de Sueño (SES), los padres se ven privados de entre 400 y 700 horas de descanso nocturno por cada hijo al año con lo que eso supone de desgaste físico y mental.»
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[fa type=»file-text»] Fuente: El Mundo