«El Colegio Hospital San Rafael, uno de los centros amenazados por la ley Celaá, abre sus puertas a Alfa y Omega para mostrar su día a día. Allí se forman y son felices Guille y Rocío.
10:00 horas. Es viernes 9 de abril. Comienza la jornada en el Colegio de educación especial Hospital San Rafael, de los Hermanos de San Juan de Dios. Allí se escolarizan 43 alumnos con discapacidad motora, intelectual y otros trastornos. En la segunda planta, tras una puerta morada, se abre la clase de Guille, de 12 años. Está en brazos de una auxiliar con la que manipula una masa hecha con harina, sal y agua. Sus padres, Ángel Francisco García y Charo García, nos cuentan su situación: sufre parálisis cerebral. No habla, no camina, se alimenta por una sonda, necesita oxígeno las 24 horas y que le aspiren las secreciones varias veces. Hacen 200 kilómetros al día –vienen de Chinchón– para que pueda estar aquí. Lo hacen felices.»
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