«Una detección tardía y la ausencia de un tratamiento adecuado aumentan el riesgo de sufrir fracaso escolar e inciden negativamente en su desarrollo posterior y bienestar emocional.
En España, la dislexia afecta a uno de cada diez menores, pero apenas un tercio de ellos tiene acceso a las terapias de apoyo que necesitan para evitar que afecte negativamente a su desarrollo académico y emocional e incluso a su vida adulta. Para muchas familias, la ayuda económica que perciben del Estado (900 euros mensuales de una beca por necesidades específicas de apoyo educativo) es fundamental para facilitar un tratamiento que, de media, alcanza los 3.840 euros anuales, y sin embargo muchas dejarán de percibirla el curso que viene: para optar a ella, los alumnos con dislexia tendrán a partir de ahora que acreditar un 33 % de discapacidad, una exigencia que en la práctica puede dejar fuera a la mayoría de los alumnos con esta patología.»
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