Reyes Fernández tiene un pensamiento recurrente desde hace un año: «Si traigo el virus y se lleva a mi mamá, quedo con la culpa para siempre». A cargo de una madre y una hija grandes dependientes, ha vivido uno de los años más duros que recuerda y ahora se aferra a la esperanza de la vacuna para poder vivir más tranquila. Sin embargo, ese horizonte se estira para cerca de 134.000 cuidadoras no profesionales como ella, que se han quedado fuera del grupo prioritario del plan de vacunación del Ministerio de Sanidad, tal y como denunció la Asociación de Directores y Gerentes de Servicios Sociales la semana pasada.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El Diario