Una Caperucita sin miedo y con conciencia ecológica, Hänsel y Gretel sin abandono paterno y sin bruja (¿también sin azúcar?), Ratoncitas Pérez, Reinas Magas, una Blancanieves independiente que comparte piso con mineros y otra que “ayuda” a los enanitos en las tareas del hogar, Principesas (¿De Antoine de Saint-Exupéry?)… Los estantes de muchas librerías infantiles españolas se han llenado en los últimos años de títulos y colecciones que no escatiman esfuerzos en revisar los grandes clásicos de la literatura infantil para hacerlos más acordes a los ideales de nuestro tiempo. Clásicos pasados por el filtro buenista, blanqueados, despojados de toda la riqueza y de todos los matices de los originales para servir a la moral predominante.
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