Los niños burbuja o sobreprotegidos siempre han existido, pero con la pandemia ha crecido el número de casos, propiciado por el aislamiento y los miedos al contagio que conducen a las restricciones sociales como marco preventivo. La vida en una burbuja puede disminuir las habilidades de relación social de los niños, afectar a su autoestima y frenar el desarrollo de su autonomía personal. Tras un niño sobreprotegido, hay “lo que hemos denominado padres helicóptero, que les apuntan a muchas actividades extraescolares y están siempre encima de sus hijos supervisando todo lo que hacen y madres agenda o que controlan las actividades del niño cada minuto a través de una estricta agenda que recoge los horarios y organiza cada día”, comenta Viktoriya Vassileva Popova, pedagoga especializada en mediación y resolución de conflictos.
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